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lunes, 2 de noviembre de 2015

Posiciones al respecto del control cambiario

¿Remedio peor que la enfermedad?

            Venezuela es un país rentista. De hecho, incluso con el control cambiario, que busca restringir la fuga de divisas en el país en aras de fomentar la economía interna, los empresarios, comerciantes y demás usuarios no han adaptado la producción nacional como bandera económica. Si bien es cierto que cada día es menor la proliferación de comercios privados en el país, fruto del férreo control que ejecuta el gobierno en el aparato productivo, el empresariado y el gobierno venezolano, por el mismo axioma del modelo rentista, utilizó la divisa que devenía del petróleo para importar casi todos los rubros que se consumen en la nación.
            Existen empresas que hacen productos venezolanos, pero la maquinaria, el aparato tecnológico o la materia prima, generalmente no es producida en Venezuela.
            Si no podemos competir en materia de exportación con los principales capitales del mundo. ¿Cómo vamos a permitirnos no tener control cambiario? Si nuestra divisa no se sostiene en sí misma, porque no puede ofrecerle competencia a los grandes mercados, ¿cómo se sostendría una economía que no genera nada con una que lo genera todo?
            A someras consecuencias, liberar el control de cambio solo generaría un problema mucho peor. Basta con escuchar las escuetas razones que tienen la mayoría de las personas que defienden esta medida: “Queremos traer de afuera lo que nos da la gana”; “No nos dan divisas para importar rubros”, etcétera.
            En realidad, no es viable ni sostenible tener una economía de libre comercio con otros países, al menos no hasta que seamos un país productor, un país con una economía interna verdaderamente fuerte.

Las incongruencias del que vigila

            Si para muchos la solución al problema productivo de la nación fue el nacimiento de un control cambiario, a sobras entendido como experiencia fallida en numerosos países, ¿por qué hemos de replicar esta táctica poco útil a la hora de abordar una deficiencia económica?
            Generar un cercenamiento a la libertad, no solo limita la creatividad de un emprendedor, sino que también acarrea que, por una innumerable variedad de razones, el acceso a las divisas en dólares (moneda que además rige al mundo) solo esté al alcance de un grupúsculo de personas, cuyos intereses pueden no estar relacionados con la necesidad de producir en el país.
            La utilización de esta medida económica creó en el país un mercado fantasioso e irregular. Un mercado negro y paralelo que solo proscribe el tráfico de dólares y de divisas y que hace lo mismo que la implantación de esta medida buscaba: la fuga de capital.
            El mercado paralelo no solo es una de las tantas alternativas que surgen del control de cualquier cosa, sino que también desvirtúa la economía interna de un país. Habría que, más que implantar un control cambiario, generar un mercado estatal que intente competir con los capitales extranjeros; que el Estado desarrolle una campaña de mercadotecnia que incentive el consumo nacional y no el extranjero.
            Es menester que el gobierno reflexione al respecto de la educación económica, ya sea enseñando a los niños a valorar lo que se produzca internamente, ya sea generado símbolos que identifique al venezolano consigo mismo.

            Vigilar algo, generalmente es castigarlo, prohibirlo. Y si nos remitimos a la cultura filosófica popular: lo prohibido siempre es deseado.

Miguel Gamboa Rodríguez 

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