Tentar contra la vida de un ser que no puede
defenderse, es mucha cobardía, a pensar de cómo fue concebido o a través de qué
medios. La gente piensa que es derecho de la mujer decidir sobre su cuerpo,
porque le pertenece a ella y solo a ella, pero en el momento que ese ser tan
diminuto empieza a crecer en el vientre de una mujer, su cuerpo ya no es suyo.
Culparlo
por algo por lo que no tiene ni la menor conciencia de que paso, es como si te
metieran en la cárcel por el crimen de otro. Hay muchas parejas sin la
posibilidad de procrear vida, deseando saber que se siente, desperdiciar y
despreciar esta oportunidad, este regalo, debería ser un crimen y debería ser
castigado con todo el peso de la ley.
No hay
ninguna diferencia entre salir a la calle y
dispararle a alguien a ir a una clínica y permitir que maten a una parte
de ti, o tal vez si la haya, por los menos esa persona pudo defenderse de ser
asesinada.
A lo mejor
la cura del cáncer, la cura del sida o los mejores inventos estaba en la mente
de alguien que fue abortado, pero es algo que nunca lo sabremos, porque alguien
decidió que no debía nacer.
Mi cuerpo, mi decisión
Ninguna persona debería ser incapaz de tomar
decisiones sobre su propio cuerpo, y nadie debería juzgar dichas decisiones.
Tal vez los medios por el cual ese ser fue concebido no fueron los mejores y el
simple hecho de tenerlo creciendo en su vientre es como repetir todos los días ese
desagradable recuerdo.
Cada quien
es consciente de sus acciones, y a lo
mejor el aborto es la mejor salida. Una estudiante, una universitaria no tendría
que tener su camino bloqueado por un simple error, no debería quedarse sin
opciones. El aborto es una opción, un hueco en la pared por donde se puede
respirar.
No juzguemos,
no privaticemos el derecho de elegir de alguien, no opinemos sin primero vivir
en los zapatos de esa persona.
María José Romero D.
0 comentarios:
Publicar un comentario