En contra del sexo
extra matrimonial
-la santidad y los valores familiares
¿Será que cada día perderemos más los valores y
principios correctos?
El hombre se ha dejado llevar por los placeres
carnales, por los deseos sin pensar en lo que esto nos afecta, si bien se ha
comprobado el tener sexo descontrolado trae riesgos de salud por el peligro de
ser contagiados con enfermedades sexuales, también viéndolo desde el ámbito espiritual:
el cuerpo, alma y espíritu se ven afectados por todas las decisiones que
tomamos.
En la biblia Dios nos hace mención de la santidad que
debemos tener para ser salvos y de los riesgos de no ser santo como él. El
prostituir tu cuerpo y darle parte de ti a muchas personas afectara tu espíritu,
abrirá puertas en lo espiritual y enceguecerá tu vida, no pierdas tu corona, ¡Jesús
te ama! No ama a tu pecado, y él tiene pensamiento de bien para contigo en Apocalipsis
3:11dice 10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te
guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para
probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo
vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” Cuando
habla de retener quiere decir que puedes perder todo privilegio y buena dádiva de Dios solo por un placer momentáneo, los pecados de la carne son contra
nuestro propio espíritu en 1 de Corintios 6 dice:
“15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son
miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros
de una ramera? De ningún modo.
16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con
ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
17 Pero el que se
une al Señor, un espíritu es con él.
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre
cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el
cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios
en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Hermanos míos obedezcamos a Dios y perfeccionémonos en el temor,
para que nuestro galardón sea mayor en el cielo. 2 corintios 7:1”
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